La mexicana Teresa Alonso, subcampeona de natación artística en los pasados Juegos Panamericanos, denunció este domingo haber sufrido acoso por parte de su entrenadora, Adriana Loftus, lo cual hizo que fuera a parar al hospital.
“Me hizo bullying; me decía gorda, chaparra y de piernas cortas; fui su costal de boxeo. Sufrí sangrado de tubo gástrico, oriné y evacué con sangre y cuando estaba en el hospital, solo me escribió para preguntar cuándo iba a regresar a los entrenamientos”, reveló a la agencia EFE la joven de 26 años.
Alonso es una de las mejores competidoras de sincronizada de México en la última década, con finales en Mundiales, medallas plateada en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 y Lima 2019 y tres de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe del 2018.
“Cuando mostraban los resultados de exámenes, mis números estaban normales. Sin embargo ella me decía: tienes bien el porcentaje de músculo y grasa, pero yo te veo gorda”, confesó.
Alonso contó su odisea esta semana en un video en redes sociales con la esperanza de que las autoridades tomaran nota y detuvieran el acoso que, según dijo a EFE, sufrieron también sus compañeras Karen Soto y Madison López.
“Karen Soto estaba destinada a ser la mejor de nosotras, la próxima capitana del equipo, pero fue a parar al hospital con mononucleosis, a raíz de los trastornos alimenticios que nos provocaron; Madison López sufrió cólera; se arrancaba los sueros para irse entrenar, pero después renunció al equipo”, contó.
Teresa Alonso explicó que su estatura de 1,60 metros es similar a la de varias de las mejores del mundo, como las japonesas, aunque su entrenadora manejó eso como elemento para acosarla.
“Me decía que no podía competir en dueto, por chaparra y si destacaba con mi buena técnica, me minimizaba. Sostener giros se me facilita, ella, en vez de decirle a las demás chicas que subieran el nivel, a mi me pedía bajarlo porque me hacía notar”, indicó.
Estudiante de Ingeniería Electrónica, la nadadora está fuera del equipo nacional desde 2020, cuando denunció los abusos, pero sigue al tanto de la realidad de sus excompañeras, a quienes criticó por su falta de solidaridad y por aparecer en una campaña para vender trajes de baño porque supuestamente no tienen dinero.
“Están en su derecho de pedir dinero, pero ellas cuentan con apoyo económico, del Ejército, de la Marina Nacional, de los estados, del gobierno. Viven bien, algunas ganan alrededor de 50.000 pesos al mes (unos 2.500 dólares)”, reveló.
Alonso dijo que sus compañeras la vieron llorar, sin embargo, no actuaron. “Algunas compañeras piensan más en su bien personal, en mantener su beca, con alimentos y buenas condiciones; y no piensan en las próximas generaciones o en las compañera. La violencia de esta entrenadora es algo patriarcal, machista; la exigencia no es igual a la violencia”, dijo.
Según Alonso, cuando el Gobierno mexicano le dio un premio monetario a las integrantes del equipo por sus medallas en los Panamericanos, la entrenadora se quedó con el ocho por ciento y parte del dinero fue a parar a manos de su esposo. “Sufrí bullying como el que le hacen a algunas chicas en la Secundaria”.