Normalmente las personas con miedo al agua suelen ser adultos, pero también hay niños con miedo al agua.
Pues bien, el año pasado se nos presentó el padre de Álvaro para que apuntáramos a su hija en uno de nuestros cursos.
Nos expuso el problema de su hijo:
” Tengo un hijo de 9 años que su problema es que se pone muy nervioso dentro del agua”.
– Para concretar más le planteé una serie de cuestiones:
¿Ha tenido algún susto de ahogamiento?
– La respuesta del padre fue:
” Efectivamente tuvo mala experiencia sintió que se ahogaba de pequeño acudiendo a curso de natación como actividad extraescolar con el colegio. Jugando en el agua con sus compañeroes tragó mucha agua. Su corazón se acelera mucho por los nervios. Al niño le gusta el agua, pero le falta confianza, y se pone muy nervioso “.
Tragar agua de forma súbita puede producir un pequeño corte de respiración. El corte es instantáneo y, en general, enseguida se restablece la apertura de las vías aéreas, pero la sensación que se produce es de ahogo y de una gran angustia por recuperar el aire rápidamente.
Esta experiencia le ocasionó una gran inseguridad y ahora, cada vez que se mete en el agua evoluciona muy nervioso, recordando continuamente la experiencia pasada.
Lo positivo en este caso es que al niño le gustaba el agua y no tenía problemas en meterse en la piscina, a pesar de la mala experiencia que tuvo.
El objetivo fundamental que nos planteamos con Álvaro fue que perdiese los nervios y recuperase la confianza, nadando tranquilo y relajado para que disfrutara del agua plenamente.
+ Plantear las clases de forma utilitaria y recreativa
+ Utilizamos el método nsm
Además del método nsm, disponemos de algunas ventajas, que nos proporconan nuestros cursos, para conseguir que Álvaro recuperase el estado natural que un individuo ( niño o adulto ) debe tener para aprender a nadar con confianza y seguridad en el agua.
– Nuestras clases son reducidas. No más de 5 alumnos.
– Bastante espacio para moverse ya que en la piscina. Disponemos de dos calles convertidas en una calle bastante ancha.
– En el horario que damos las clases no hay nadie más en la piscina, por lo que, hay bastante silencio, no hay ruidos, con lo que las clases se dan en un entorno muy tranquilo.
– Los compañeros de Álvaro son adultos. No hay niños alrededor que le puedan alterar. En este entorno que le rodea, Álvaro se siente seguro.
– Las clases son individualizadas. A Álvaro le dimos lo que necesitaba desde la primera clase.
Una vez que tenemos al niño en un entorno ideal ( de aprendizaje ) en el que debería estar cualquier persona con problemas similares, podemos hacernos la siguiente pregunta:
¿ Qué necesitaba Álvaro para comenzar a quitarse los nervios y recuperar la confianza perdida ?
– Utilizando nuestra herramienta metodológica, veremos lo que hicimos:
1º- Lo primero que aprendió fue a respirar. Nadaba sin respirar. Con la boca bien cerrada para evitar tragar agua. Lógico, tras la experiencia que tuvo. Le enseñamos a respirar de nuevo ( suponiendo que le hubieran enseñado en los cursillos de natación extraescolares a los que acudió ).
Aprendió todo lo que se debe aprender para respirar bien. Lo que buscamos es la toma de conciencia de lo importante que es la respiración.
Álvaro tiene que saber cómo debe respirar al nadar, al bucear, al saltar, al flotar, etc. y aprender a cambiar la respiración tan rápidamente como cambie la situación. Así, es mucho más difícil que trague agua.
Sabiendo el por qué de las cosas, por qué ocurren ( cómo se hace bien – cómo se hace mal – ) se dará rápidamente cuenta del error y ya no volverá a ponerse nervioso.
2º- Las flotaciones. No tenía miedo a flotar pero comprobamos que las hiciera bien.
3º- Las inmersiones. No tenía miedo a sumergirse pero aprendió a relacionar y adaptar la respiración a la inmersión.
4º- Aprendió a nadar mejor.
5ª- Aprendió las habilidades acuáticas. Como los giros, impulsos, la medusa, combinaciones, etc. Aquí aprendió a adaptar la respiración en función de lo que hiciera en cada momento.
6º- Aprendió las tres flotaciones verticales que enseñamos a todos nuestros alumnos. Fundamental saber flotar de pie para nadar tranquilo en zona profunda.
7º- Aprendió a saltar con seguridad de pie y de cabeza.
8º- Aprendió a combinar las flotaciones verticales con los saltos, con el buceo y el nado en cualquier estilo.
Con todo este aprendizaje bien planteado gracias al método nsm, de menos a más dificultad, Álvaro volvió a sonreir mientras disfrutaba moviéndose por el agua con toda naturalidad y libertad.